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Adabel Guerrero: "Sobre el escenario hago todo lo que reprimo en mi vida"

Convocada por Pepe Cibrián, la actriz protagonizará el musical "Sherlock, el misterio del guante rojo".

07/08/2017

Adabel Guerrero (38) regresa al teatro con una apuesta y un gran desafío de la mano de Pepe Cibrián (69), quien la convocó para protagonizar Sherlock, el misterio del guante rojo, una delirante comedia musical junto a Nicolás Pérez Costa (34) y Joaquín Junco (29). "Pepe empezó escribiendo la obra desde el humor pero nunca se imaginó lo loca que estaba yo", cuenta la actriz.

"Wanda es Adabel con la excusa de subirse al escenario y poder hacer todas esas locuras, porque yo soy así pero la gente no sabe, ni se imagina, lo payasa que soy. Siempre me gustó hacer humor y siempre quise hacer pero no se me daba la oportunidad. O se me daba en el personaje de vedetonga pero ahí tenía que actuar como tonta. No era algo que a mí me explorara en otros aspectos y con esto tengo la oportunidad que siempre esperé de subirme al escenario y poder componer el personaje. Realmente quisiera que esto sea una bisagra en mi carrera para poder hacer otras cosas", confiesa, a días de cumplir su sueño de protagonizar una obra humorística.


El 18 de agosto se estrena Sherlock, el misterio del guante rojo, obra que se llevará a cabo los viernes y sábados en el Teatro Ludé. Costa interpretará a Watson, Junco será Sherlock, y Payuca del Pueblo y Analía Doval completan el elenco que estará acompañado por 20 bailarines en escena. Basado en el personaje de Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle, pero sin ninguna adaptación de la novela, el espectáculo plantea un juego escénico entre el humor y la fantasía.

"¿Qué tiene Adabel de Wanda? Todo. No su vida –el personaje es el de una viuda multimillonaria-, pero sí su locura y su esquizofrenia. Además es tripolar, tiene múltiples personalidades, y en eso me parezco bastante. Todo lo que yo me reprimo en la vida real, lo puedo hacer en el escenario", explica la actriz que ya había trabajado con Pepe Cibrián en El Fantasma de Canterville en 2003.

"Wanda soy yo pero en mi opuesto directo", insiste Adabel sobre su personaje y detalla: "Sobre el escenario me permito hacer todo lo que no puedo hacer en la vida real. Wanda es mala, manipuladora, oportunista, desfachatada. Son todas mis zonas reprimidas. Todo lo que trabajo por no ser en la vida real, lo vuelco arriba del escenario", agrega la modelo que asegura no tenerle miedo al ridículo: "Me río de mi misma. No me da pudor hacer payasadas y eso nadie se lo imagina".

El musical cuenta una delirante aventura de la Condesa Wanda -interpretada por Adabel Guerrero-, bella y enigmática mujer, que es perseguida por una secta guiada por la sacerdotisa Shiva y su acólito. Ella es sospechosa de tener en su poder el guante rojo que es imprescindible para un conjuro particular que sucede esa noche, ya que al poseerlo le brindaría a quien lo tuviera, la eternidad. Pero las intenciones de Wanda parecen ser otras, por eso llega a las oficinas de Sherlock y su asistente Watson en busca de ayuda.

En la comedia musical, la vedette también cantará sobre el escenario y si bien asegura ser "Céline Dion debajo de la ducha", se avergüenza cuando se expone frente al público: "Estoy tratando de vencer esos miedos, pero en este caso estoy poseída por un personaje, entonces no siento que estoy cantando yo".

Con respecto a su vida sentimental, la actriz está en pareja hace nueve años con Martín Lamela (42), que la acompaña en su carrera. "Aunque a veces se cansada y explota", agrega la bailarina, que pasa sus días entre los ensayos de la obra y su escuela de danza y comedia musical. "Él me conoció así, trabajando de sol a sol. Pero lo entiendo porque yo también prometo que en algún momento voy a parar y ese momento no llega", reconoce.

"También quiero tener familia. A veces pienso que quiero quedar embarazada para trabajar hasta los seis meses y después dedicarme al último trimestre del embarazo. Sería mi excusa perfecta para parar", cuenta Adabel, que busca su primer hijo con Lamela (que es padre de tres).

"Lo ideal sería quedar embarazada de manera natural. Hace rato que estoy haciendo tratamientos con distintas mediaciones. El que estoy haciendo ahora va in crescendo a cosas más complejas en la medida que vamos probando y estamos avanzando. Lo importante es que ya me hice todo los estudios y no hay ninguna razón por la cual no quedo. Puede ser el estrés del trabajo, pero también sé que si dejo de trabajar y me dedico a buscar, es peor porque me quemo más la cabeza", explica Adabel que ya tiene dos cajas llenas de ropa de bebé: "Cuando veo algo que me gusta, lo compro. Además, es una forma de ya hacerme la idea de que voy a tener un hijo, porque hace unos años no me veía mamá y lo hoy deseo".

Más tranquila, y gracias a la ayuda de su psicólogo, la actriz entiende que el embarazo "llegará cuando tenga que ser": "No lo tomo con la angustia que me daba al principio. Antes lloraba cada vez que me venía el ciclo. Pero al haberme hecho todos los estudios y ver que sale todo bien, sé que en algún momento va a llegar".

Desde que dejó Stravaganza, el espectáculo de Flavio Mendoza (42), Adabel asegura que le cambió su figura y está "redondeada". "Tengo unos kilitos de más y me hago cargo porque ahora, que no tengo que mostrar tanto mi cuerpo en la obra, me estoy dando gustos que antes no podía. Yo no entreno porque no tengo tiempo, antes tenía el cuerpo tallado porque hacía dos funciones diarias de Stravaganza. Hace un año dejé y sé que aumenté un poco, pero estoy contenta con mi cuerpo y cuando quiera bajarlos, viviré a ensalada", cuenta la actriz, que luce sus curvas en la producción fotográfica que hizo para Teleshow.

A nivel estético, Adabel sorprende al revelar que quiere achicarse las lolas, "aunque Martín se niegue porque le encantan". "A él le gustan porque tampoco son gigantes. Están bien de tamaño pero a mí ya me molestan", afirma sobre la decisión que tiene tomada: "Antes las necesitaba porque tenía que rellenar los corpiños para hacer teatro de revista pero ahora me molestan y me las quiero achicar un poco. No me gusta que reboten cuando corro, me quedan estiradas las remeras. Hoy por hoy ya no me divierte".