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Mundo

La presión que sufren las mujeres que quieren volver a ser vírgenes

Muchas jóvenes se someten a una himenoplastia, un procedimiento corto que promete reconstruir su virginidad quirúrgicamente.

20/06/2017

En Túnez se espera que las mujeres jóvenes sean vírgenes cuando se casan. Y esto ha generado una creciente industria de cirugía para la reconstrucción del himen.

Yasmine (no es su verdadero nombre) se ve nerviosa. Se muerde las uñas y revisa constantemente su teléfono.

"Creo que esto es un engaño y estoy realmente preocupada", dice.

Estamos en el cuarto piso de una clínica privada en Túnez, en el servicio de ginecología. En la sala de espera color rosa otras mujeres esperan pacientemente su turno para ser atendidas.

Yasmine me dice que se someterá a una himenoplastia, un procedimiento corto que promete reconstruir su virginidad quirúrgicamente.

Su boda se celebrará en dos meses y a la joven de 28 años le preocupa que su esposo descubra que no es virgen.

Ha venido a esta lugar para retroceder el tiempo, pero teme que en algún momento, en el futuro, la verdad salga a la luz.

"Yo misma podría un día, sin quererlo, traicionarme en una conversación con mi esposo", me cuenta. "O mi esposo podría tener sospechas".

Presión

Hay algunos reportes que indican que mujeres jóvenes en este país han terminado divorciadas poco tiempo después de casarse porque sus esposos sospecharon que no eran vírgenes.

Yasmine nació en el seno de una familia liberal y pasó muchos años viviendo fuera de Túnez. Teme que su prometido cancelará el matrimonio si sabe la verdad sobre su historia sexual.

"Tuve algo una vez con un hombre", dice. "En ese momento, no me pude imaginar cuán inmensa es la presión de mi sociedad y cuáles podrían ser las consecuencias".

"Ahora estoy asustada. Si le cuento esto a mi prometido, estoy casi segura de que nuestra boda será cancelada".

Yasmine tendrá que pagar casi US$400 por el procedimiento, el cual tomará alrededor de 30 minutos. Ha estado ahorrando por varios meses, manteniendo el secreto frente a su propia familia.

El doctor, quien llevará a cabo el procedimiento de Yasmine, es ginecólogo. Lo llamaremos Rachid.

Señala que, en promedio, hace dos reconstrucciones de himen a la semana.

Rachid indica que 99% de sus pacientes están motivadas por el miedo de convertirse en las que lleven el deshonor a sus familias.

Muchas, como Yasmine, están buscando la manera de disimular que no son vírgenes.

Pero los hímenes pueden desgarrarse por otras razones (como por ejemplo por el uso de tampones) y eso provoca que las mujeres se angustien al pensar que puedan ser acusadas, falsamente, de haber tenido relaciones sexuales antes del matrimonio.

"Los ginecólogos hacen reconstrucciones de himen. No tiene nada de excepcional", dice Rachi. "Pero aquí algunos doctores se niegan a hacerlo. Personalmente lo hago porque no estoy de acuerdo con quienes hacen de la virginidad algo sagrado".


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"Realmente me molesta. Esta es una manifestación de una sociedad dominada por los hombres que encubren con algunos principios religiosos. Es un dominio masculino y continuaré combatiéndolo".

"Hipocresía"

Túnez es reconocida como una de las naciones líderes en la promoción de los derechos de las mujeres en el norte de África, pero la religión y la tradición aquí dicta que las jóvenes tienen que ser vírgenes hasta que se casen.

También hay disposiciones en la ley de divorcio en casos de que se descubra que la mujer no es virgen.

La socióloga Samia Elloumi dice: "En la sociedad tunecina, la cual es una sociedad abierta, nos estamos volviendo hipócritas".

"Hay una especie de conservadurismo social predominante, el cual es difícil de justificar porque aseguramos que vivimos en una sociedad moderna. Pero no hay mucha modernidad cuando nos referimos a la sexualidad y a la libertad de las mujeres".

En una universidad pública, conocí a Hichem. El estudiante de 29 años se casará el próximo año.

Le pregunté si le importaba que su prometida fuese virgen.

"Para mí es muy, muy importante", indica. "Si descubro que no es virgen después de la boda, nunca volveré a confiar en ella. Lo consideraré como una traición. No creo en operaciones de himenplastia. No creo que funcione".

Sentado a su lado está otro estudiante llamado Radhouam, quien asegura que la tradición tunecina es demasiado dura con las mujeres.

"Para mí esta es pura hipocresía", señala. "Los hombres jóvenes pueden libremente tener relaciones sexuales antes del matrimonio. Entonces ¿por qué les reprochamos a las jóvenes cuando ellas lo hacen?"