Dora Lilia Gálvez estuvo internada en el hospital San José de Buga por 22 días hasta que murió el pasado 30 de noviembre.
A Dora Lilia Gálvez, una mujer colombiana de 44 años, "la arrastraron del pelo, la violaron, la golpearon y la empalaron".
Así se lo describe su hermana, Francy Elena Gálvez, a BBC Mundo.
Dora murió el miércoles pasado tras 22 días de agonía en el hospital San José, en Guadalajara de Buga, una localidad del Valle de Cauca, en Colombia.
Los investigadores siguen buscando al o los autores del crimen de la mujer.
Las autoridades provinciales hasta lanzaron una recompensa para encontrar a los responsables.
Y la familia de la víctima pide justicia.
¿Qué sucedió?
El 6 de noviembre, Dora Lilia Gálvez salió de su casa por la mañana en el barrio El Albergue de Guadalajara de Buga, para trabajar.
Dora limpiaba casas y ese día estaba limpiando una casa que había pintado por encargo.
La última persona que la vio antes del ataque fue una vecina en las primeras horas de la tarde de ese domingo, mientras Dora hacía la limpieza en la puerta de la vivienda, según relató su hermana.
Entre ese momento y la mañana siguiente que su hermana la encontró, la mujer fue violentamente agredida.
"La arrastraron del pelo, la subieron por las escaleras que tenían piedrilla y lo que le comió la piel. La violaron, la golpearon con un palo (…) y la empalaron", describió Francy Elena Gálvez.
"Su muerte fue un calvario", añadió.
La fiscalía general de Colombia informó que el caso se considera un homicidio agravado y que cuando Dora fue encontrada fue trasladada a un centro asistencial donde se diagnosticó que había sido víctima de "acceso carnal violento, así como quemaduras y golpes en varias partes del cuerpo".
Fuentes de la fiscalía confirmaron a BBC Mundo que la mujer había sido "empalada".
Dora Lilia Gálvez estuvo internada en el hospital San José de Buga por 22 días hasta que murió el pasado 30 de noviembre.
Pilar de la familia
Dora Lilia Gálvez tenía 44 años y un hijo de 23 a quien adoraba.
"Amaba a su hijo demasiado. Ella era una excelente mujer y el pilar de la familia", dijo Daniela Gálvez, sobrina de la mujer asesinada, a BBC Mundo.
"Era mi segunda madre, la alcahueta", se permitió bromear la joven.
La hermana de la víctima la describió como "una mujer pacífica y buena".
"Desde niñas trabajamos en casas de familia. Aún sin saber tomar una escoba nos tocó trabajar".
Violencia de género
Las denuncias por abuso contra las mujeres en América Latina se incrementaron en los últimos años.
De acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG) de Naciones Unidas, en 2014, en 25 países de la región, un total de 2.089 mujeres fueron víctimas de feminicidio.
"Ha habido una ola de violencia contra la mujer y estamos trabajando para poder lograr que no se den más casos", dijo a BBC Mundo la gobernadora del Valle de Cauca, Dilian Francisca Toro.
En lo que va de 2016, "hubo 2.047 quejas aquí en el Valle en la línea telefónica donde denuncian las mujeres. Este año hubo 125 muertes de mujeres y 14 feminicidos.", detalló la funcionaria colombiana.
Toro informó que si bien este año hubo una disminución en el número de casos de abuso, "de todas maneras es una cifra altísima".
E instó a que "las mujeres denuncien y que se les preste atención porque si no en la tercera denuncia ya es feminicidio".
Recompensa
No hay ninguna persona detenida por el homicidio de Dora Lilia Gálvez que este viernes fue sepultada en Guadalajara de Buga.
Los investigadores buscan pistas para dar con los responsables y el gobierno provincial ofreció una recompensa de 20 millones de pesos colombianos (US$6.500) para quien brinde información sobre el autor de los hechos.
Quien atacó a Dora además "le robó la ropa interior, tuvo tiempo de fumar al lado del cuerpo de mi hermana, de volverla a vestirla y de recrearse viéndola muerta, que muerta no estaba", señaló Francy Elena Gálvez.
Asegura que no sabe quién pudo haber cometido el crimen.
Y en los pocos momentos en los que Dora estuvo consciente durante los días de internación en el hospital, su familia temía preguntarle quién la atacó.
"Ella tenía ratos en los que sus ojos recobraban vida y otros en que quedaba en el shock. Se le veía el sufrimiento en sus ojos".
"Nunca nos atrevimos a preguntarle por el agresor porque no queríamos que volviera a alterarse como cuando la encontramos".
"Le hicieron mucho daño, se encarnizaron con mi hermana", resumió Francy.